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Sopa de arándanos con helado de vainilla y albóndigas de sémola
Un día antes: batimos las yemas con el azúcar, la harina y la harina de maíz. Cocinamos la nata con la vainilla en polvo y añadimos a la masa de huevo. Volvemos a batirlo todo y calentamos hasta que hierva sin parar de remover. Seguimos cocinando y removiendo hasta que la harina se haya integrado y la masa esté sedosa.
Para preparar las albóndigas de sémola, batimos la mantequilla hasta que esté un poco cremosa. En un bol agregamos la sémola, los huevos, la mantequilla, sal y la nuez moscada y mezclamos hasta que conseguir una textura suave y cremosa.
Dejamos reposar la mezcla en frío durante 10 minutos. Ponemos agua con sal a hervir en una olla grande. Para que las albóndigas no se deshagan, el agua debe hervir a fuego lento. Formamos las albóndigas y las metemos en la olla unos 15-20 minutos.
Descongelamos 4 cucharadas de arándanos en un bol y añadimos azúcar. Trituramos la masa del día anterior con los arándanos restantes, la leche y la cáscara de limón con una batidora de mano hasta lograr una consistencia fina. Repartimos en 4 cuencos.
Por último, decoramos con helado de vainilla y hojitas de menta.