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Invierno, calefacción, sofá, peli... ¿Qué mejor acompañamiento que una buena y calentita sopa de verduras? Cargada de nutrientes y muy baja en calorías, es tu aliada perfecta para combatir el frío.
Cada vez es más común el uso de comidas preparadas que nos facilitan el día a día ahorrándonos tiempo y energía en la cocina. Pero aún hay ciertas preparaciones que que nos cuesta renunciar a preparar de forma casera, y la sopa de verduras es una de ellas.
El origen histórico de la sopa de verduras no está muy claro, pero sí se conoce que está presente en la historia de todas las gastronómias adoptando, eso sí, diferentes formatos e ingredientes. Ramen, harira, gazpacho, ajoblanco, sopa de cebolla… Son algunas de las sopas más consumidas en todo el planeta, al igual que la sopa de verduras.
La sopa de verduras es conocida por todos como un plato completo, equilibrado y saludable que podemos tener a mano todos los días del año porque, ¿quién ha dicho que la sopa sólo es para el invierno?
Adentrándonos en su preparación, lo más importante a tener en cuenta para elaborar una buena sopa de verduras es:
- Agua fría
Si observamos con ojo analítico la sopa, encontramos que, al cocer la verdura en agua, lo que hacemos es extraer el sabor de los alimentos que entran en contacto con el agua quedándose impregnados en ella. Para que el caldo quede con la mejor composición posible, ¡el agua ha de estar inicialmente fría!
- Sal
Existen muchas teorías acerca de si es conveniente añadir sal a las sopas o no. Según los expertos cocineros, únicamente deberíamos dejar sin salar los llamados “fondos” (caldos de verduras, carne, pescado o marisco) que se utilizan como base de otras preparaciones, por lo que sí añadiríamos una pizca de sal a nuestra sopa.
- Verduras
La base de toda buena sopa de verduras reside en 4 ingredientes fundamentales que han de utilizarse siempre: apio, puerro, cebolla y zanahoria en, aproximadamente, la misma medida (¡cuidado con pasarse con alguna de ellas, ya que modificará mucho el sabor!).
A partir de estas 4 puedes ir añadiendo las hortalizas en función de la temporada, el gusto que quieras darle a la sopa, o tus favoritas. Un buen ejemplo de una sopa de verduras sabrosa y variada es añadirle patata, nabo, calabaza, judías verdes tiernas, y un toque de pimiento rojo además de las citadas anteriormente. Si quieres que la sopa aguante también congelada, evita vegetales como el calabacín o la berenjena ya que suelen deshacerse fácilmente, o la patata, que puede modificar su textura y quedar más arenosa.
- Un toque especial
Para completar el caldo podemos añadirle algunos toques especiales que potencien o añadan un sabor de mayor intensidad. Vino, hierbas aromáticas, setas secas, un trozo de carne o de pescado son ideales para matizar tus sopas. Si decides usar alguna de estas opciones, has de tener en cuenta que hay que moderar el toque para no enmascarar el sabor original. Y si no confías demasiado en esta opción más arriesgada para la olla de sopa al completo, siempre puedes reservar una parte de la original que usarás como base para experimentar distintas opciones.
En bofrost* te ofrecemos las verduras listas para añadir además de los trucos para realizarla como un gran chef sin mayor esfuerzo, así que dale tu punto más personal y ¡cuéntanoslo!