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La celiaquía y la intolerancia a la lactosa a menudo se presentan como un iceberg: sólo vemos la punta de lo que puede llegar a ser una grave reacción adversa a componentes muy presentes en nuestra alimentación como son el gluten y la lactosa. Ante esta situación, ¿estamos seguros de lo que comemos?
Ante la celiaquía nos surgen infinitas dudas, y desde bofrost* queremos ayudarte a resolverlas con total transparencia.
Una de las primeras cuestiones que necesitamos aclarar es el significado de Celiaquía. Esta, es considerada, según la Federación de las Asociaciones de Celíacos de España (FACE), una enfermedad sistémica inmunomediada. Esto, lo que quiere decir, es que nuestro sistema inmune actúa frente al gluten.
Actualmente se cree que la prevalencia estimada en la población europea es de aproximadamente un 1%, siendo más frecuente su aparición entre mujeres, ¡quienes la padecen un 50% más!
La mayoría de los celiacos se encuentran sin diagnóstico, ya que, en los últimos años, la celiaquía se ha detectado a través de una serie de síntomas clásicos sin considerar otros que, a priori, se creían menos relacionados. Sin embargo, al tener en cuenta otras formas atípicas de manifestarse, han comenzado a aparecer nuevos casos de celiaquía que hasta entonces eran desconocidos.
Otra cuestión importante para todo consumidor es saber localizar el gluten. El gluten, esa proteína amorfa de estructura compleja presente en la composición de muchos cereales (trigo, cebada, centeno, espelta, triticale y avena), donde se encuentra combinada con el almidón, representa un 80% de las proteínas totales que contiene el trigo y está compuesta, a su vez, de dos glucoproteínas llamadas gliadina y glutenina.
Esta mezcla de proteínas que forman el gluten confiere elasticidad y da espesor, propiedades por las que es muy valorado en productos de panificación y repostería y ha llegado a estar presente como conservante en un sinfín de alimentos.
Además de esta información, es recomendable saber qué tipo de dieta ha de llevar una persona que no tolera el gluten. Generalmente conlleva el seguimiento de una dieta estricta sin gluten durante toda la vida con el finde llegar a alcanzar una normalización del funcionamiento natural de los procesos digestivos y de absorción de nutrientes, los cuales se ven muy afectados si se ha producido una exposisición al gluten, así como la reparación de la lesión que el mismo ha producido en las vellosidades intestinales.
Una dieta celíaca no es restrictiva en grupos de alimentos, sólo hay que tener en cuenta la exclusión total del gluten en todas sus formas, de manera natural como en los cereales que lo contienen, como de manera añadida, es decir, cuando se encuentra presente como conservante. Ha de basarse en alimentos naturales como legumbres, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, hortalizas, incluso cereales sin gluten como el arroz o el maíz.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en la celiaquía es la manipulación. A menudo usamos mismos utensilios y superficies para cocinar productos con gluten y sin gluten, lo que supone un error común, ya que puede darse una contaminación cruzada de los productos que contengan gluten hacia los que no, y acabar siendo igualmente perjudicial para el celíaco.
La celiaquía no se trata únicamente de evitar consumir gluten en grandes cantidades, sino que también ha de evitar la ingestión de pequeñas cantidades de esta proteína de forma continuada, ya que podría llegar a causar también un trastorno a medio largo plazo.
Los productos bofrost* free, sin gluten y sin lactosa, con los que trabajamos en bofrost*, tienen la máxima garantía de nuestra marca, están avalados por la FACE y cumplen las normativas europeas de calidad para productos con estas características especiales, no obstante, conservan todos los nutrientes y las mejores características organolépticas para que todos y cada uno de nuestros consumidores puedan disfrutar de una garantía excepcional de sabor y textura con total confianza.
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